Los límites son líneas imaginarias que separan tu espacio físico, tus sentimientos, tus necesidades y tus responsabilidades de los demás. Estos límites permiten a los demás conocer tus expectativas sobre cómo deben tratarte. Sin límites, la gente puede aprovecharse de ti o hacerte sentir mal o incómodo.

A muchas personas les resulta difícil establecer límites. La razón es que, para que los límites funcionen, hay que estar dispuesto a decirle a alguien que ha traspasado los límites que se ha equivocado. En otras palabras, debes ser capaz de defenderte y enfrentarte a otra persona.

Los límites son imprescindibles para tener relaciones sanas que sean beneficiosas tanto para ti como para la otra persona. Si no estableces y aplicas tus propios límites, es posible que la gente no sepa cómo tratarte. Esto no es culpa suya. Si no les dices a los demás tus límites, no podrán respetarlos. Por lo tanto, es tu responsabilidad establecer y hacer cumplir tus límites.

¿Por qué necesito límites?

Los límites son la clave para tener relaciones felices y exitosas con otras personas. Hay varias razones por las que necesitas límites. Éstas son las más importantes:

Los límites te permiten ser tu yo más auténtico.

Cuando creas y aplicas límites, trazas una línea invisible entre tú y otra persona. Como resultado, te conviertes en un individuo único y separado de los demás. Esto te permite tener tus propios sentimientos, tomar tus propias decisiones y saber lo que necesitas sin tratar de complacer a los demás, permitiéndote ser tu yo más auténtico.